jueves, 18 de junio de 2009

La ciudad de la nube negra (2da. parte)

Las personas se volvieron extrañas y diferentes entre sí. Siempre temerosas, siempre desconfiadas, las agresiones y poca paciencia eran una constante en sus vidas; lejos de ayudarse, pensaban la mejor forma para salir adelante a costa de los demás. Sólo unos cuantos se atrevían a buscar un cambio que les devolviera la luz.

Pero como siempre sucede en las ciudades sin esperanza, de sus entrañas emergió un personaje para combatir el caos…El teiquirisi.

Es la antítesis de cualquier superhéroe: un hippie gordo, chaparrito y calvo (con cabello largo a los lados pero en el centro vacío), demasiado lento para correr porque además de todo se cansa muy rápido y sin embargo puede mantener la calma en cualquier situación. Siempre está de buen humor.

Su aspecto es desalentador: con sus sandalias viejas, los pantalones rotos, lentes oscuros y una playera que vive en el recuerdo de mejores épocas, este hombre ha conseguido en poco tiempo mejorar la situación en la ciudad convirtiéndose en la conciencia para diferenciar el bien del mal.

Siempre está volando, pero cada vez con mayor frecuencia las rodillas le duelen de tanto caminar y eso le preocupa, ya no llega tan rápido en los momentos apremiantes; aún así ha salido adelante en sus batallas.

Hoy como todas las noches vigila a la distancia -todo parece en calma pero algo lo incomoda- se ha dado cuenta que conforme pasa el tiempo necesita esforzarse más para mantener la calma de la ciudad y no se siente bien al respecto, la gente sigue peleando aunque él luche por evitarlo. Siente que todo es en vano.

Absorto como está en sus pensamientos, no se da cuenta de los gritos que se escuchan a lo lejos…son casi imperceptibles.

Mientras esto sucede, el teiquirisi decide realizar una acción poco usual pero que le permitirá descansar dejando la ciudad en calma. Emana una bocanada de humo que pronto se esparcirá por todos los rincones para relajar a todos, incluyendo a los dragones.

Todo comienza a moverse más despacio… y la risa se apodera de la gente, las sensaciones cada vez van en aumento. En un rato las personas dormirán como hace mucho no lo hacían sin comprender por qué.

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